Tuesday, July 23, 2013

Dramisino-Copello

 
“¿La ola no tiene forma? En un instante se esculpe y en otro se desmorona, en la que emerge, redonda. Su movimiento es su forma”. (Octavio Paz, Frente al mar).

 
A partir de este fragmento de texto, empezamos a indagar sobre Península Valdés en la búsqueda de encontrar una respuesta a la pregunta que Octavio Paz plantea en su poema: ¿en qué consiste el movimiento de la ola? ¿Qué repercusión puede tener sobre la costa? ¿Qué situaciones, distintas a las que se podrán dar en el continente, genera ese movimiento del agua en la Península de Valdés?
¿La ola no tiene forma? quizás no una definida, quizás es una amalgama, un organismo vivo que se mueve y, al moverse, genera fuerza y esa fuerza genera forma. ¿Y cómo es que se genera esa forma?
Pero la ola ¿ES MASA O ES FUERZA?-pensamos-. ES FUERZA QUE DA ESTRUCTURA, que da DIRECCIONALIDAD, que genera RAJAS, CORTES, FILOS, PROFUNDIDADES.
LA FUERZA es EMPUJE. Es la causa capaz de modificar el estado de reposo o movimiento de un cuerpo o de deformarlo. En la península, la sumatoria de estas fuerzas da equilibrio, el resultado es el movimiento, es la dinámica de la vida. Entonces, si la suma de estas dos fuerzas genera un equilibrio, quiere decir que a cada fuerza hay una resistencia que se le opone.
En ese juego constante de avance y retroceso de la fuerza y su resistencia, analizamos en qué instancias la tierra deja filtrar el agua y en qué medida, en qué instancias, por el contrario, la roca maciza conquista el ámbito marítimo y en qué punto estas dos fuerzas confluyen en un punto medio. El equilibrio se alcanza cuando estas dos variables se combinan.
En ese juego de contracción y dilatación, necesariamente existirá un punto, un eje nodal que hará de centro, de espacio jerárquico, que unirá las distintas fuerzas. La colisión de esas dos fuerzas dará el equilibrio.
Si el movimiento es la forma, la península recibe su carácter y fisonomía por esas fuerzas en movimiento.

 
Observamos distintas instancias entre la fuerza de la ola y su interacción con la masa compacta de roca, de acantilado de la península: ambas fuerzas distantes, independientes, autónomas; las dos fuerzas en choque, quebrándose, deformándose entre sí, cediendo o avanzando la una sobre la otra como líneas, quebrando los volúmenes de masa, fisurándolos; Fuerzas conviviendo en calma, con parsimonia, como planos, formando planicies donde confluyen todas ellas y se calman. Fuerzas en equilibrio, donde la vida marítima y la vida terrestre se unen.
     Así, dos materias en contraposición y conflicto: ROCA/ TIERRA como MASA COMPACTA, VISIBLE, TANGIBLE; y AGUA/OLA como MASA ORGÁNICA, INVISIBLE, INTANGIBLE, que deja su fuerza al pasar registrada en la forma modificada.
La fuerza de la ola, contundente y feroz, pero intangible, se ve reflejada a través de la huella que deja grabada en la roca.
Si el movimiento implica una fuerza, entonces la fuerza de la ola es lo que determina y da forma.
La huella queda como elemento tangible de lo fue esa ola. Huellas que deja el viento, moviendo las olas, moviendo la tierra y la arena, gastándolas, erosionándolas. Huellas de las olas contra la roca, contra la tierra, contra la arena, marcando su pasar, modificando la materia. Huellas que dejan estelas suaves, dinámicas. Huellas que dan vida y sentido a la Península. Huellas del hombre que interviene esa roca transformada como huellas ínfimas, casi nulas, que se asoman tímidamente por la roca, sobre la arena, volando por encima del mar. Huellas del mar, en definitiva, que sube y baja y oscila su nivel sobre las costas, sobre la roca.
El acantilado, así, surge como huella, como memoria tangible de la fuerza que pasó fugaz y lo transformó. Tiene dos instancias fundamentales: en un primer momento, acantilado puro, emergente, firme y puro como roca maciza; que se impone ante cualquier fuerza y contiene a las playas de la península; En una segunda instancia: el acantilado modificado por la ola (si la ola no tiene forma, su forma es dada por lo que erosiona) como roca que se rinde ante la fuerza del agua, y ésta empieza a modificarle la forma. En esta situación, el acantilado si bien no toma la forma de la ola, toma sus intenciones, su movimiento, su energía, su compacidad por momentos, y su apertura por otros. Su tiempo y su ritmo.

 
Como consecuencia de esta interacción de fuerzas, el acantilado busca imponerse, resistir y, al mismo tiempo cede y deja lugar a la acción de la fuerza imperceptible de la ola. Acantilado que es, que deja de ser, y que empieza a ser arquitectura.
La arquitectura aparece como paisaje modificado por la fuerza intangible de la ola, varía su intensidad y su contundencia según si se transforma en acantilado puro o en acantilado modificado por la fuerza de la ola.
El proyecto busca encontrar estas instancias: en una instancia aparece la punta maciza del acantilado que se asoma desafiante y no se deja erosionar, y emerge de ella el micro cine como volumen macizo y contundente; en otra instancia, el acantilado se muestra intervenido, modificado por la ola del mar que arremetió con su fuerza y se fue, dejando huellas como marcas tangibles. La arquitectura registra y devela estas huellas de la fuerza, se transforma y se quiebra, es dinámica y tiene ritmo. Para lograr que el museo sea interactivo, las pasarelas de avistaje se transforman en espacios cubiertos, protegidos o al aire libre, y aparecen señalizadas e intervenidas con información sobre la península para enfatizar un recorrido, una circulación continua que empieza a formar parte del museo. Estas pasarelas se toman tangencialmente al acantilado, lo horadan, lo intervienen como memoria activa, como huella tangible de la ola.
La ola, en un solo instante, se esculpe y se desmorona. Su fuerza, fugaz y feroz, genera huellas en los elementos que erosiona. Su forma está en el negativo de ese elemento modificado.
Las marcas del acantilado quebrado son la consecuencia de esa fuerza intangible.


16 comments:

Anonymous said...

en este proyecto no se ve interaccion con el agua. ni
respuesta al entorno. la respuesta parece ser la misma donde el acantilado es abrupto y donde ya no es acantilado sino una ladera que baja al mar. de hecho, esa ladera no existe en este proyecto. es llamativo.

Anonymous said...

Probaría mirar este proyecto con ojos menos envidiosos. Leería la memoria, miraría bien las plantas, los usos. Vas a notar que lo que decís no tiene mucho sentido.

Anonymous said...

Me parece una chicana acusar de envidia. No hay nada de envidia en mi comentario. Simplemente, me parece que no está bien resuelto. A proposito de la memoria, ya que lo mencionas, creo que hay un olvido de que se esta trabajando en peninsula valdes. la ola, el acantilado, las fuerzas , las huellas del agua... son cosas que se dan en lugares muy distintos. en mar del plata, por ejemplo. asi que... no me parece un trabajo reflexivo muy interesante. esta bien escrito, eso si, y las laminas estan lindas. pero creo q le falta contenido. y nada de envidia.

Anonymous said...

"la ola, el acantilado, las fuerzas , las huellas del agua... son cosas que se dan en lugares muy distintos. en mar del plata, por ejemplo."

Anonymous said...

a mi me parece buenisimo!

Anonymous said...

Está bueno.

Anonymous said...

Ja hay q aceptar la critica, acusar de envidia a alguien q critica, no da!. Por mi cuenta me parece q esta bueno el trabajo y tiene un buen desarrollo durante este cuatrimestre. Saludos

Anonymous said...

GEnial la 1:50
Genias VERO y FLA
Marcan tendencia en el taller!!!

Anonymous said...

Muy lindas, pero muy lejos de marcar tendencia en el taller.

Anonymous said...

Nada se tendría que tomar personal, ni las acusaciones ni las defensas.
El trabajo es lindo pero arquitectónicamente creo que hay ciertas cosas que están resueltas de manera un tanto extraña.
También comparto la idea de la persona que tipeó el 3er comentario, el trabajo y la memoria son reflexivos en relación al mar y a la tierra pero no se ve una propuesta concreta en Pto. Pirámides, podría ser en cualquier otra costa haya o no acantilado de semejante dimensión.

Anonymous said...

Excelente debate, por que no lo llevamos al resto de los trabajos?

Anonymous said...

si, chau. me voy a bardear otros trabajos.

Anonymous said...

Insisto: este trabajo volo la ladera, y no tiene relacion con el agua. porque es tan bueno? los profesores se enamoran de formas y se olvidan de cuestioes esenciales de la arquitectura. hablan de sustentabilidad y respeto del entorno y premian un trabajo q se caga en la topografia? cualquiera. coherencia muchachos

Jorge said...

Estimado anónimo. Me parece que estas confundido. Este es un trabajo que se desarrolla fundamentalmente en la parte superior del acantilado, mas específicamente en la punta que se estuvo trabajando. a partir de esto se desarrolla una serie de miradores y rampas, al costado del acantilado, que provocan su llegada al mar. En ningún momento voló la ladera.
Este es un trabajo que se mantuvo coherente desde sus inicios, podes ver otras publicaciones del blog, y a partir de esto se desarrollo su crecimiento. Seguramente tendrá algunos elementos que no están del todo desarrollados, pero creemos que se encuentra entre los tres mejores trabajos del taller. No nos enamoramos de alguien en particular, hay trabajos donde se demuestra que trabajar con coherencia, de manera sostenida y con una gran capacidad de trabajo, da réditos. Hay muchos otros trabajos por los que teníamos las mismas o mas expectativas, y no lo pudieron sostener en el tiempo.

Anonymous said...

quienes no lo pudieron sostener?? da nombress ....

so vooooooooooooooooooooooo

Federico said...

Disculpame, pero si pedis nombres empeza por dar el tuyo